Perhaps current prices of fossil fuels are the reflection of the hurricane's eye passing through the global markets. Before exorbitant oil prices again steal all the attention, it is important to analyze our policies on public and private transport management in general. And in particular fuel tax policies, which is here discussed by Francisco Alpizar, Rebecca Osakwe and Allen Blackman.
Equidad distributiva del impuesto a los combustibles en Costa Rica
by Francisco Alpizar, Rebecca Osakwe and Allen Blackman (Spanish only)
Es muy probable que
los precios actuales de los combustibles fósiles sean un reflejo del paso del
ojo del huracán por los mercados globales. Antes de que la locura de precios exorbitantes
del petróleo se robe de nuevo toda la atención, es importante reflexionar sobre
nuestras políticas en materia de manejo del transporte público y privado en
general y, en este artículo, sobre los impuestos a los combustibles.
¿Por qué es importante tasar los combustibles?
Los impuestos a los
combustibles pueden en teoría cumplir con un doble objetivo. Por un lado son
una fuente de recursos fiscales para la cuál es fácil reducir la evasión al
mínimo. También, el impuesto a los
combustibles puede verse como un impuesto verde, pues cumple con la función de cobrarles
a los usuarios el costo que impone sobre la sociedad la contaminación del aire,
las emisiones de carbono y la congestión vehicular.
En el caso costarricense,
los impuestos a los combustibles están motivados principalmente por motivos
fiscales, pero nuestros legisladores supieron darles una sabia perspectiva ambiental
al utilizar parte de lo recaudado para pagar el programa de Pagos por Servicios
Ambientales. Nuevamente nuestro país se pone una flor en el ojal en materia de
política ambiental.
A pesar de lo
anterior, resulta sorprendente que el
estado costarricense haya dejado en el olvido el uso correctivo de los
impuestos a los combustibles. Las externalidades negativas generadas por el
consumo de combustibles fósiles justifican, en nuestra opinión, un incremento
en el impuesto para desincentivar la demanda y con ello el impacto negativo
sobre el ambiente local y global. Un incremento en el precio de los
combustibles generará un efecto de substitución hacia transporte público y un
efecto ingreso, pues el dinero alcanzará para comprar menos. La pregunta clave
es: ¿quién sufre el efecto ingreso?
Equidad distributiva
Gran parte de la
discusión local e internacional en materia de impuestos a los combustibles se
ha centrado en el argumento de que el impuesto tiene un efecto relativamente
más grande en el presupuesto de hogares pobres que en el presupuesto de hogares
ricos. Este es el caso en varios países industrializados, particularmente en
EUA. Sin embargo, un estudio del Programa EfD (Environment for Development) del
CATIE arroja resultados que contradicen este argumento. El estudio muestra que el
impacto distributivo de este impuesto es neutro o levemente progresivo (es
decir, el efecto del impuesto es relativamente más grande en el presupuesto de
hogares ricos que en el de hogares pobres).
Para llegar a esta
conclusión, se simuló el efecto de un 10% de aumento en el precio de los
combustibles sobre el gasto en transporte y alimentación de las familias
costarricenses, ordenadas de mayor a menor según su nivel de ingreso.
Gasto en transporte
El efecto porcentual del
incremento en el precio sobre el gasto en combustibles para transporte privado es
bajo y progresivo. Para los primeros cuatro grupos de ingreso el incremento
porcentual del gasto familiar no supera el 0,2% . Para los hogares de ingresos altos
el aumento no supera el 0,4%. El efecto sobre el gasto en transporte público es
similar para todos los grupos y nunca mayor al 0,519%.
Gasto en alimentos
Dado que los datos muestran que familias de
menores recursos gastan una proporción mayor de su gasto total mensual en
alimentación que los hogares de más recursos, un aumento en el precio de los
alimentos será inevitablemente regresivo. Nuestro estudio confirma esta
hipótesis, pero también apunta a un efecto casi mínimo. Según la matriz de Insumo-Producto
para Costa Rica, para producir un dólar de alimentos se requiere 0,006 dólares de
combustible. Siendo así el aumento de 10% en el precio del combustible
generaría un aumento del gasto en alimentos del 0,0186% para las familias
pobres, es decir casi nada.
En resumidas cuentas, el mayor efecto de
cambios en el precio de los combustibles recae sobre los dueños de carros
privados en la parte alta de la distribución de ingresos, mientras que el
efecto indirecto via transporte público es neutral, y el efecto via precios de
los alimentos es extremadamente pequeño. Estos resultados sacan el tema de
equidad de la discusión sobre el impuesto a la gasolina y despejan el camino
para una política de impuestos verdes que generan recursos fiscales al mismo
tiempo que reducen el impacto del consumo excesivo e ineficiente de combustibles
fósiles.